“- Nico, ¿por qué no escribís sobre creatividad y política?”
Odio este tipo de consignas.
Cada vez que me proponen escribir sobre creatividad, me bloqueo.
Y, como era de esperarse, esta vez no fue la excepción.
Tres veces intenté sentarme a escribir sobre innovación en campañas políticas, y las tres veces me encontré con la mente en blanco. Así que, fiel a mi propio método, me fui a jugar.
No para escapar. Sino a hacer lo que hacen los creativos cuando no pueden forzar una idea: dejarla madurar mientras hacen otra cosa.
Y así, como quien no quiere la cosa, me vino a la cabeza una vieja nota que escribí en 2015 sobre una entrevista a Brad Bird, el director de Los Increíbles y Ratatouille, publicada por McKinsey.
En ese momento la vinculé al mundo de las empresas, pero hoy no puedo dejar de pensarla desde un lugar distinto: el del Consultor de Marketing Político.
🎬 ¿Qué tiene que ver Pixar con una campaña?

Más de lo que parece.
Pixar no se convirtió en referente por hacer películas “bonitas”. Lo hizo por su capacidad de innovar dentro de equipos complejos, con presupuestos enormes, bajo presión y con objetivos claros.
Exactamente lo mismo que sucede en una campaña política.
Brad Bird fue convocado por Pixar justo cuando la empresa ya había tenido una seguidilla de éxitos. Y sin embargo, lo llamaron para que viniera a sacudir las cosas.
¿Por qué?
Porque entendían que el éxito es el primer paso hacia la complacencia.
Y en política, la complacencia es el primer paso hacia la derrota.
🐑 La oveja negra (que ve lo que otros no ven)
Una de las ideas más potentes que dejó Bird fue esta:
“Traigamos a la oveja negra. Quiero a los que están frustrados. A los que hacen las cosas distinto. A quienes nadie escucha.”
El consultor político —el de verdad, el que piensa, incomoda y propone— cumple muchas veces ese rol.
No es el que llega a repetir lo que ya funciona. Es el que ve una oportunidad donde otros ven un límite. Es quien se anima a decir: “Esto así no va más. Pero podríamos probar por acá.”
Y como bien remarcaba Bird, la innovación no siempre es brillante, ni barata, ni cómoda. Pero es lo que hace la diferencia entre una campaña tibia y una que deja huella.
🎯 Innovar no es inventar, es ajustar con criterio
En una de las anécdotas, Bird cuenta cómo solucionaban un problema técnico en la animación: si no podían simular agua por computadora, filmaban una pileta real y recortaban la imagen.
¿Perfecto? No. ¿Funcional? Absolutamente.
Ese tipo de pensamiento es clave en la política.
Porque en campaña no hay tiempo de sobra ni presupuesto infinito, pero sí hay criterio, visión y capacidad de priorizar.
Innovar, en este contexto, no es inventar nada de cero. Es saber cuándo un mensaje necesita redes, cuándo necesita territorio, cuándo necesita silencio, y cuándo necesita una cámara prendida.

🚀 Los equipos que incomodan, funcionan
Otro punto clave que subraya la entrevista es la importancia de trabajar con equipos involucrados, incluso incómodos.
“El compromiso apasionado puede hacerte feliz algunas veces y miserable otras. Pero es lo que genera mejores resultados.”
En el mundo del marketing político esto es especialmente importante:
✔ Equipos técnicos que discuten ideas con mirada crítica.
✔ Dirigentes que aceptan preguntas difíciles.
✔ Estrategas que no están para aplaudir, sino para preguntar.
Si todo el equipo de campaña está “de acuerdo en todo”, algo está mal.
La innovación necesita conflicto sano, ideas cruzadas y visión compartida.
💡 Lo impredecible como herramienta

Remy, el protagonista de Ratatouille, decía:
“Lo único predecible de la vida es que no hay nada predecible.”
En política, esto no solo es cierto: es estructural.
Por eso, los equipos que realmente funcionan no son los que lo tienen todo bajo control. Son los que saben adaptarse rápido, tomar decisiones audaces, y aceptar que el plan puede cambiar… pero la visión no.
📍 La innovación política no está en TikTok
Innovar no es “hacer reels”. No es “estar en todas las plataformas”.
La innovación real ocurre cuando:
- Se construye un mensaje sólido, que conecta con la gente.
- Se arma un equipo que colabora, discute y mejora.
- Se prueba una táctica nueva porque lo que siempre funcionó, esta vez no alcanza.
- Se acepta que lo bueno puede no ser suficiente. Que hay que ir por lo excepcional.
En ORGANA creemos en eso.
En la innovación como forma de trabajo.
En la disrupción como método.
Y en la creatividad no como adorno, sino como herramienta estratégica.
Porque en una campaña política —como en una película de Pixar— el éxito no lo garantiza el presupuesto.
Lo garantiza el coraje de pensar distinto.