🎮 El otro que gana el juego: el rol del Consultor de Marketing Político
– Papá… ¿por qué no matás a esos malos que te disparan? — preguntó mi hija menor mientras miraba la pantalla.
– Porque no tengo más balas —le dije, apretando el joystick como si la intensidad supliera la estrategia.
– Pero tenés una caja de balas justo acá. – me señaló, poniendo el dedo sobre el televisor.
– ¡Lourdes! Ya te he dicho que no toqués la pantalla. Aparte, si agarro esas balas no me queda espacio en el inventario para cargar la bomba para derribar la puerta.
– ¿Y para qué querés derribar la puerta? – insistió, abriendo los ojos y totalmente sorprendida.
– ¡Para ganar! – perdí la paciencia – ¡Porque para ganar el nivel, necesito pasar la puerta! Y para pasar la puerta, tengo que ponerle una bomba. Y para poner la bomba, primero tengo que agarrarla. Y para agarrarla, necesito espacio en el inventario. ¡Y si agarro las balas, no me queda espacio!!! – le largué mientras seguía apretando botones.
– ¿Pero la puerta no tiene una llave para abrirla? – preguntó, abriendo los ojos como si no fuera lo más obvio del mundo.
– ¡Sí! Pero tuve que dejarla para hacer lugar en el inventario. Aparte, así es más divertido. – contesté, pensando que el concepto de “diversión” la iba a convencer.
Se quedó en silencio, mirando la pantalla, encajando piezas en su cabeza.
– Bueno… – concluyó con su imbatible lógica de 6 años. – Será más divertido, pero con la llave hubieras ganado el nivel hace rato… Y te acaban de matar de nuevo…
Esa escena, que parece sacada de un momento cualquiera de un fin de semana, me volvió a la cabeza mientras pensaba en lo que hace un Consultor de Marketing Político.
Porque si bien no se trata de videojuegos, la política real se le parece bastante: un terreno hostil, con enemigos visibles y ocultos, decisiones tácticas, recursos limitados y un objetivo claro, pero cada vez más difícil de alcanzar: ganar.
Años atrás escribí una nota sobre el artículo de Peter Drucker “El por qué de los Consultores de Empresas”, donde el autor explicaba por qué el rol del consultor es esencial: por su visión externa, su distancia crítica, y su capacidad de decir lo que otros no pueden (o no quieren) decir dentro de una organización.
Hoy, esa lógica se vuelve aún más clara cuando pienso en el Consultor de Marketing Político.
Porque si hay un entorno donde la falta de objetividad, la emocionalidad desbordada y la urgencia mal manejada son moneda corriente, es en la arena política. Allí, el consultor no solo es útil: es necesario.
No es un creativo publicitario, no es un técnico electoral, no es un operador territorial ni un community manager. Es quien ordena el mensaje, traza la estrategia y, sobre todo, sabe cuándo decir lo que nadie quiere escuchar.
🎯 El protagonista y el que no lo es
En política, como en los videojuegos, todos miran al personaje principal: el candidato.
Ese que da saltos, rompe bloques, corre por el escenario y —si todo sale bien— termina salvando el reino.
Pero muy pocas veces se ve al otro jugador.
Ese que no va adelante, pero que aparece justo cuando hace falta.
Que tiene otra velocidad. Que entiende el mapa. Que guarda ítems clave.
Y que, cuando el protagonista se enreda, es quien le señala la llave que dejó atrás.
Ese es el Consultor de Marketing Político.
Una figura que no brilla en el cartel, pero sin la cual muchos líderes no llegarían nunca al nivel final.
📍 La distancia como ventaja
Lo que Drucker decía sobre las empresas, hoy aplica más que nunca a la política: el consultor tiene la ventaja de ver más casos, en distintos contextos, con distintos errores. Y por eso, puede anticiparlos.
Tomemos el caso de la campaña presidencial de Joe Biden en 2020. Uno de los puntos de inflexión clave fue la estrategia de comunicación basada en “Build Back Better”, un mensaje claro, repetible y emocionalmente efectivo. Pero lo interesante no fue solo el eslogan, sino la forma en que su equipo de consultores rediseñó completamente el tono de la campaña tras las primeras encuestas negativas.
¿Quién lo hizo? No fue el candidato. No fue su núcleo íntimo. Fue su equipo externo de consultores, con datos, experiencia y, sobre todo, distancia.
Esa distancia es lo que permite ver lo que otros no pueden, y decir lo que otros no se animan.
🧠 Estrategia, no show
El consultor no está para el show.
Está para pensar. Para ordenar. Para conectar lo que el político quiere decir con lo que la gente necesita escuchar.
Para traducir discurso en mensaje, y mensaje en resultado.
Como Luigi, Tails o Sheik, no lidera la narrativa.
Pero sin él, no hay final feliz.
🧠 Pensar como consultor
Siempre he sostenido que, en política, las soluciones más efectivas no suelen surgir del centro del problema, sino de miradas laterales con criterio.
Un consultor de marketing político no está para vender humo, ni para repetir fórmulas. Está para entender el contexto, leer al candidato, interpretar el territorio y traducir una visión política en una estrategia concreta.
Como diría mi hija: quizás poner una bomba para derribar la puerta sea más divertido, pero si la llave ya está en tu inventario… ¿para qué complicarse?
A veces, no hace falta una bomba.
Sólo hace falta que alguien que muestre dónde está la cerradura.
En ORGANA creemos en ese rol.
El del consultor que no se conforma con un buen diseño o una frase pegadiza.
El que acompaña, incomoda, orienta y, cuando es necesario, dice: “por ahí, no.”
Porque en la política real, como en los buenos videojuegos, ganar no es solo cuestión de reflejos.